MARRUECOS

Ruta de las Kasbahs - Gargantas del Todra y del Dades - Dunas de Erg Chebbi (Merzouga) - Alto Atlas y Macizo de Toubkal - Marrakech
Marruecos ofrece a los viajeros un punto de aventura y exotismo interesante además de una gran riqueza cultural y geográfica, y por su proximidad, es un destino muy asequible y rentable para visitar. Llegamos a Marruecos con un vuelo directo de Madrid a Marrakech aprovechando que la compañía aérea de low cost EasyJet ofertaba algunos pasages por 50 €.

Ruta de las Kasbahs hasta el desierto de Erg Cheddi en Merzouga

A nuestra llegada al aeropuerto de Marrakech, estaba esperándonos un representante de la compañía de renta de turismos Semicar

ara entregarnos la Renault Kangoo que habíamos reservado por internet (318 € por 6 días con una fianza de 85 €), y después de cambiar los €uros por Dirhams en el mismo aeropuerto (1€ a 10,8Dh) y cargar de gasoil la furgoneta, emprendimos la marcha. Eran las 12 del mediodía cuando empezamos a cruzar esta caótica ciudad y después de 1h. conseguimos salir y tomar la ruta a Ouarzazate. La circulación en Marruecos era particularmente delicada por la densidad de trafico que encontramos principalmente de ciclistas, motocicletas y animales de carga, con los que hay que tomar mucha atención y prudencia durante la conducción.


La carretera que conduce a Ouarzazate atraviesa el Alto Atlas por el puerto más alto de Marruecos el Tizi n’Tichka de 2.260 m. un trayecto espectacular e impresionante que nos mostro un plano cercano de las montañas del Atlas completamente nevadas. Observamos el Macizo del Toubkal, nuestro objetivo para dentro de unos días muy cargado de nieve, parece que esta temporada ha sido muy generosa en precipitaciones. A las 2h de camino conseguimos atravesar el puerto y poco después efectuamos la primera parada para comer en uno de tantos restaurantes de carretera. Nuestra primera comida una Tajine de pollo que degustamos con apetito.

La zona montañosa iba dando paso a los áridos paisajes del anti atlas, ya muy cerca de Ouarzazate y empezamos a encontrar las primeras Kasbahs, espectaculares fortificaciones de adobe perfectamente mimetizadas con el paisaje. Se han catalogado más de 300, y aunque muchas se encuentran en estado ruinoso (las más antiguas datan de los siglos XVII y XVIII, aunque la mayoría se levantaron en el siglo XIX), las que todavía están habitadas o rehabilitadas son realmente hermosas Durante el descenso del puerto encontramos la carretera que conduce a la kasbah de Tolouet y que se comunica por una pista con el Ksar y Kasbah de Ait Benhaddou, es una buena alternativa si se dispone de tiempo, nosotros, seguimos por la carretera general hasta el desvió que conduce directamente a Ait Benhaddou.







El Ksar de Ait Benhaddou es realmente espectacular, declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad, se han rodado innumerables películas que han ayudado a su conservación y restauración. Situado junto al río Ounila, de cauce amplio pero poco caudaloso, hay que cruzarlo si queremos acceder a esta espectacular ciudad fortificada, y como no existe ningún puente, será obligado descalzarse y remojarse un poco. El Kasbah tiene un aspecto simple y austero, se trata de una fortaleza flanqueada por cuatro torres almenadas con las paredes ligeramente abombadas y adornadas de ladrillo crudo, concebidas para protegerse de las duras condiciones climáticas y de la inseguridad reinante en la época, estaban divididas en varias plantas, una parte baja destinada al establo, un primer piso para el granero y el almacén de forraje, y encima la cocina y las estancias propias de la vivienda, las cubiertas se utilizaban como terrazas. A veces las Kasbah eran verdaderos palacios de salas lujosamente decoradas con patios interiores y jardines refrescados por estanques. El Ksar nace de las reuniones de varios kasbahs o edificios aventanados dispuestas a modo de recinto amurallado con sus calles y pasadizos interiores, constituyéndose en complejas ciudades fortificadas.

La entrada al Ksar de Ait Benhaddou cuesta 10 Dh. Algunas casas se encuentran abandonadas y otras están habitadas por familias que te invitan a visitarlas y tomar un té en ellas, aunque luego con la intención de cobrarte lo que nos disgusto un poco, 5 Dh por persona. El sol empezaba a ponerse permitiéndonos contemplar este magnífico entorno con los colores cálidos y suaves del atardecer y la relativa tranquilidad de estas últimas horas del día.











Regresamos a la carretera que conducía a Ouarzazate y con las últimas luces llegamos a esta gran ciudad considerada la puerta del desierto. Sin entrar en ella tomamos el desvió a Zagora. En Ouarzazate hay dos kasbahs que merecen la pena visitar la de Tifoultout y Taourirt. Pronto iba a oscurecer, nuestra intención era llegar a Agdz a unos 70 km de Ouarzazate y antes, deviamos ascender el puerto de Tizi n’Tinififft. Después de 1h. de viaje y con una esplendida luna llena que nos dibujaba la silueta del palmeral que rodea la población de Agdz y que se extiende por toda la ribera del Draa, el río más largo de Marruecos, llegamos a nuestro destino. Nos alojamos en la antigua Kasbah de Asslim, actualmente restaurada y conocida como (Casbad Caid Ali) Telf +212 24843640 el recinto albergaba un camping además de la Kasbah donde se habían habilitado algunas habitaciones para huéspedes. Aunque de noche no pudimos apreciar la belleza de este interesante y complejo edificio, por la mañana no salimos del asombro después de recorrer esta impresionante kasbah, casi un palacio, situado en un verdadero oasis de palmeras y manantiales.










En la segunda jornada de viaje tomamos una ruta poco frecuentada que transitaba por el sur del Djebel Saghro, abandonando la ruta a Zagora y entrando en una vasta región arida y rocosa que cruzaba por antiguas Kasbahs que parecían emerger del pasado. Los principales núcleos habitados que encontramos durante este trayecto de 200km. fueron Nekob-Tazzarine-Alnif y Rissani, y toda la ruta se encontraba alquitranada. Rissani antigua Sijilmassa, en la época romana con mas de 100.000 habitantes, fue un importante centro en las rutas caravaneras de sal y esclavos hacia Mali y Niger. En esta ciudad se encuentra la ruta que viene de Er Rachidia y Erfoud y conduce a Merzounga.









Cerca de Merzouga pudimos contemplar las primeras dunas junto a la carretera así como algunos rebaños de dromedarios y unos kilómetros después, el asfalto era engullido por la arena. Al llegar a esta pequeña población nos dirigimos a uno de los restaurantes que había para comer, y un joven nos propuso instalarnos en el albergue La Tradition Telf. +212 35578005 ellos además organizaban la excursión en dromedario por las dunas hasta el oasis. El precio era razonable así que decidimos aceptar y ganar tiempo. Mientras nos preparaban la comida fuimos a visitar el albergue para concertar la excursión. Nos aconsejaron salir en un par de horas hacia el oasis de Erg Cheddi para llegar antes del anochecer, este se encuentra a los pies de la gran duna. Se trata de una región o campo de dunas de 22 x 6 km. de extensión. Únicamente necesitabamos los sacos de dormir y algo de ropa para la noche. La excursión en dromedario al oasis costaba 350 Dh por persona y nos incluía (el transporte con guía, los dromedarios, la comida y la noche en la haima, además del desayuno y una ducha en el albergue al siguiente día).






















Sobre las 16h. emprendimos la marcha en los dromedarios, eran casi 2h. de viaje balanceándonos sobre la montura del animal sorteando las dunas más grandes. En fila y sin que se rompiera en ningún momento íbamos avanzando lentamente sobre este mar de arena que reflejaba nuestras siluetas esbeltas como si de una gran caravana se tratara. El sol estaba muy cerca del horizonte lo que suavizaba los colores tórridos del desierto y que al llegar a la gran duna ya se había ocultado por completo, solo quedaba rodearla para llegar finalmente al campamento, un verdadero vergel de vida que emergía de la arena. Nos instalamos en la haima que nos correspondía, únicamente un par de ellas estaban ocupadas, y aprovechamos los últimos reflejos de luz solar para contemplar este entorno natural y salvaje, luego y cuando la oscuridad nos había envuelto por completo, nos tumbamos sobre las colchonetas saboreando un aromático te que no sirvió Mohamed, contemplando una bóveda infinita de estrellas y a la espera de la aparición del destello inexorable de una luna llena que tenía que hacer acto de presencia, la temperatura era excelente aunque por la noche suele refrescar en el desierto. Para cenar como no, tajine de ternera, realmente estaba exquisita, después una agradable sesión de música tradicional a ritmo de bongos perfectamente acompasados por nuestros anfitriones, una velada agradable y emocionante, para terminar el día.



Por la mañana y antes del amanecer teníamos la intención de ascender a la gran duna de 150 m. de desnivel y una altitud de 884 m. Aunque nos despertamos cuando los primeros rayos ya despuntan por el horizonte, nos apresuramos a subirla a buen ritmo llegando arriba en 20’ casi sin aliento pero sobrecogidos por la inmensidad de arena que nos rodeaba, y aunque una capa de cirros impedían ver al astro rey apareciendo de la nada, los suaves colores filtrados, nos regalaban un matiz de tonalidades pálidas sobre los onduladas crestas de estas formaciones de arena. El regreso deshaciendo el recorrido del día anterior fue un relajante paseo matinal. En el albergue nos esperaba una confortable ducha y un buen desayuno. Después tomamos de nuevo la carretera hacia Erfoud y desde aquí por otra ruta secundaria nos dirigimos directamente a Goulmina. Esta población cuenta con poca infraestructura hotelera, únicamente un pequeño hotel de carretera, y una casa de huespedes telf: +212 66908442 la casera es muy agradable, atenta y buena cocinera (nos preparo un cuscús para cenar impresionante), y las habitaciones que se encontraban junto a la casa particular, aunque sencillas y humildes estaban limpias, además, contaba con un patio para guardar el vehículo y una zona verde con árboles, plantas y algo de huerto. La casa se encontraba cerca de la entrada al Ksar Ait Goulmina, así que después de instalarnos nos fuimos a visitar la antigua ciudad amurallada hecha de adobe y compuesta de estrechísimas callejuelas, tuneles y pasadizos. En la actualidad aun siguen viviendo cerca de 70 familias.









La cuarta jornada de viaje transcurrió con una travesía por una de las regiones del Alto Atlas más desconocidas, el valle de Ait Morrahad, desde Goulmina tomamos una estrecha carretera que nos adentro a una árida región donde el tiempo parecía haberse detenido en el pasado. Eran pequeñas poblaciones bereberes que fuimos visitando, Tadirhoust (pequeño asentamiento), Amellago (situado a la entrada de un hermoso desfiladero de paredes lisas, donde la carretera que transcurre junto al lecho del río nos obligaría a cruzarlo en varios ocasiones por el mismo cauce), Assoul (los niños de estas poblaciones se mostraban asustadizos cuando nos acercábamos a ellos, pero rápidamente perdían su verguenza cuando les ofrecíamos algún caramelo) - Ait Hani ( aquí empìeza la ruta que conduce a Imilchil)- Tamtarrouche (última población del valle Ait Morrahad y que da paso a las gargantas del Toldra) un recorrido de casi 150 km. que completamos en unas de 3h.

La garganta del Toldra es un espectacular desfiladero de granito de unos 300 m. de altura que apenas deja pasar el sol, y que hace las delicias de innumerables aficionados a la escalada, aunque el entorno es espectacular, la cantidad de restaurantes y hoteles que alberga han hecho perder mucho encanto al lugar. Al final del valle muy cerca de la carretera general se encuentra la población de Tinehir en la que destaca el impresionante palmeral uno de los más bonitos y vastos de Marruecos y su antiguo Ksar. Desde aquí nos dirigimos al valle del Dades, aunque también cuenta con una gran infraestructura turística, ofrece mas atractivos al visitantes, las impresionantes formaciones de arcilla en forma de dedos, espectaculares kasbahs y un tramo final de carretera que asciende vertiginosamente hasta lo alto del desfiladero y que permite disfrutar de unas magnifivas vistas, luego la carretera desciende hasta el mismo cauce del río perdiéndose en sus aguas. Después de comer en uno de los restaurantes del valle nos dirigimos hacia Ouarzazate. Llegamos casi de noche y nos alojamos en el www.ouarzazate.com/hotelpalmeraie/aunque la habitación doble valía 50€ regateando la conseguimos por 25€

2ª Etapa del viaje:
Ascension Djebel Toubkal (4.167 m)
El macizo del Toubkal es el relieve montañoso mas elevado de toda la cordillera del Atlas, y del norte de Africa. Aunque no presenta ninguna dificultad técnica, por su altitud requiere de un esfuerzo físico considerable. Aunque en verano se encuentra desprovisto totalmente de nieve convirtiendose en una ascensión pesada, durante el invierno estas montañas se encuentran cubiertas de nieve dandole un aspecto alpino a la ascensión.


3ª Etapa del viaje:
Marrakech: la ciudad encantada
Después de la rápida y agotadora ascensión al Toubkal, la cima más alta del país, llegamos a Marrakech cerca de las 21h. El caótico tráfico que nos encontramos en las inmediaciones de la ciudad nos hizo desesperar un poco aunque por suerte encontramos pronto el Hotel Riad Mogador Marrakech donde nos alojamos por 40€ la habitacion. Situado a 10 minutos de la plaza Djemaa El Fna y junto a la estación de autobuses o gare routiere de la Bab Doukala, nos permitio poder disfrutar de esta magica y exótica ciudad desde el momento en que llegamos y durante dos jornadas. Marrakech fue fundada en el siglo XI por los almorávides y estuvo creciendo y embelleciéndose durante el paso de los siglos hasta acabar convirtiéndose en la ciudad imperial del sur.

Llamada ciudad roja por el color de sus murallas que rodean toda la medina o ciudad antigua, y que en la actualidad es el corazon de una ciudad moderna. En la medina se encuentran todos los gremios de artesanos o zocos además de los interminables souks o mercadillos de productos variados. Se trata de un cosmos diferenciado del resto de la ciudad donde el caos parece llevar un orden casi perfecto y el interés se esconde en cada rincón de ese laberinto de calles y pasadizos interminables que todavía hoy están por cartografiar. Visitamos el zoco Semmarin el más cercano a la plaza Jemma el Fna y disfrutamos del colorido y la diversidad de aromas y sensaciones que nos trasmitía, y como no, sucumbimos a la voraz necesidad del consumismo tentador.






Aunque el centro donde se concentraba toda la vida social de la ciudad era la plaza Djemaa El Fna declarada patrimonio oral de la humanidad por la UNESCO y que constituye un exponente vivo de lo que fueron las plazas en el Medioevo, un lugar de encuentro social, cultural y económico de la ciudad. Si durante el día acaparaba toda la actividad comercial, al caer la tarde este universo se volvía particularmente fascinante, la plaza se ilumina y el bullicio de la música envuelve a una variopinta y exótica mezcla racial y cultural de bailarines, narradores, malabaristas, encantadores de serpientes, adiestradores de monos, tatuadores de henna, curanderos, adivinadores, y el humeante ambiente de los comederos ambulantes te envuelven en un exótico misterio. Es realmente una experiencia compartir mesa con otros comensales frente al mostrador que exhiben los alimentos que van a cocinar. Carnes o pescados a la brasa aderezado con salsas picantes y sabrosos caracoles escaldados











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